DIRECTAMENTE DEL CONTENEDOR

Si cuando os digo que no se si padeceré el síndrome de Diógenes no estoy bromeando. El otro día cuando fui a recoger a los niños a la parada del bus no pude evitar dirigir la vista hacia los contenedores de basura donde habían depositado diversos cachivaches procedentes de la limpieza de una vieja casa de piedra de las que abundan en mi aldea.

Esto fue lo que me encontré y metí con disimulo en el maletero del coche. La damajuana me viene de perlas pues hace unos meses que inicié una colección de botellas y botellones de cristal y esta además es soplada con una esfera imperfecta con sus burbujas estiradas por el efecto del soplado. El bastidor está hecho polvo, carcomido,  medio podrido, humedecido y oxidado,le faltan dos patitas que no parecen muy difícil de reemplazar.
La damajuana pasó primero por la manguera y despues por el agua caliente con detergente hasta quedar bien limpita.

El bastidor lo limpié con jabón para madera, despues lo impregné bien de fondo protector para combatir hongos y xilófagos. No he tapado los agujerillos de la carcoma (que aparentemente ya no está , pero por si acaso lo he metido unos días en el arcón bien cerrado en un plástico) pues no voy a intentar para nada quitarle ni un día de vida. Una de las esquinas de la base estaba podrida así que la retiré y la recompuse con masilla de resina y unas puntitas para hacer un poco de estructura. Después simplemente le di  color verde, a restregones y gastado, sin ocultar su aire viejo y ajado. Las piezas metálicas oxidadas las cepillé un poco para desprender el polvillo y luego las froté con cera microcristalina, coloqué las patitas que faltaban y le coloque una pieza de algodón rústico con mucha trama (procedente de una blusa estropeada) por que mi idea es utilizarlo como expositor de pendientes en el baño.