Os acordáis de los pies de máquina que compre hace ya más de un año y que no tenía nada claro de que color los iba a pintar. Lo que si sabía es que sería para hacer una mesita para la salida de la cocina, donde desayunar las mañanas de verano.
Buscaba un color que hiciera un contraste bonito con el campo pero además resultara alegre, y desde luego que lo he encontrado, nada convencional para unos pies de máquina pero bonito y divertido, el color GUINDA, fácil de combinar con cojines multicolores y que con el verde hace un efecto precioso.
El sobre de la mesa es finalmente una luna gruesa reciclada de una antigua mesa de oficina, me gusta por que permite ver los pies, es absolutamente diáfana, aguanta el intemperie y eso si, no es apta para niños pequeños que se empeñen en romper su cabeza contra su canto (redondeado y pulido no obstante), los míos ya se duchan sólos así que me lo puedo permitir. En la cristalería me han recomendado que mejor que perforala para sujetarla al hierro la pegue con silicona de cristalero, no ácida.
Este verano está siendo de impresión, bien merecido nos lo teníamos después de meses y meses sin ver el sol, al final mi mesa no sólo la usamos para desayunos al aire libre sino para alguna que otra copa de madrugada cuando la temperatura se vuelve más agradable.