Las mesillas tenían una madera bárbara, sin chapas, y apenas carcoma. El acabado muy estropeado y algunas manchas de humedad. Tenían un cristal que a mi personalmente no me gusta nada, y decidí prescindir, bajando el copete hasta el sobre para disfrutar plenamente de la madera, al fin y al cabo, una mesilla no es una mesa de comedor, con cuatro cuidados básicos se mantiene impecable muchos años.
Las dejamos al natural, tal cual es el castaño, acabado en cera , y la única licencia que me permití fué sustituir los pequeños tiradores de latón por unos borlones de vidrio que le ponen el contrapunto de luz a una pieza sóbria y noble.
El interior simplemente se limpió y se le dio acabado pues la madera siempre se recupera mejor que las chapas.
Yo ya las estoy viendo con una colcha blanca de algodón o lino y algún toque de color sutil en los cojines.
Las fotos no hacen honor pero el tiempo es perruno y la luz ¿donde está?, alguno en el sur se esta llevando mi ración de sol.
Precioso trabajo y mesilla.
ResponderEliminarUn saludo, Mamen.
Muy buen trabajo, seguro que está mejor que nuevo.
ResponderEliminarUn saludo
La has dejado impecable, ¡preciosa!,
ResponderEliminarbsos
¡Buf! ¡Qué belleza! Das vida a la madera.... me muero de envidia!!! :)
ResponderEliminarUn abrazo
Madre mía que preciosidad, esto no ha sido restaurarla, ha sido revivirla!! te felicito
ResponderEliminarMe encnata !!!!!!!!!! estos acabados que tú haces, tan impecables no los voy a conseguir yo en la vida, eres una artista, ya se que siempre te lo digo.Un beso.ANA
ResponderEliminarClaro que le hace honor la foto, un trabajo impecable, los tiradores preciosoooossss
ResponderEliminarBss