Este es uno de esos trabajos con los que he disfrutado un montón.Se trata de hacer un armarito toallero para un baño, reciclando la parte superior de un chinero de cocina. La parte inferior era de obra y esta que veis en la parte de abajo es el cuerpo superior que se rescato en la forma de una casa de campo gallega.
No tenía parte trasera y contaba con cuatro gruesas capas de pintura: dos tipos de blanco y el que yo de denomino color "faja", o carne, muy de moda en otros tiempos.
La estructura es enteramente castaño, y los laterales de machiembrado y la base de pino.
Costo "un poquito" ir retirando capas de pintura, he de reconocer que la cuchillla de ebanista fue de gran ayuda. Aún con eso quedaban pequeñas manchas blancas de la pintura de aceite que decidí conservar para obtener veladuras que destonificaran el color que elegimos, un precioso verde agua que hará contraste en un baño de tonos marrones, poniendo la nota de color.
La parte superior de pino se sustituyó por una piedra blanca, y el copete se cambió para la parte de atrás para conseguir una mesada.
Los cristales se conservaron los originales esmerilados tras una limpieza en profundidad para quitar todos los restos de pintura y suciedad.
Le dimos un gastado importante y un poco de pátina hasta obtener ese verde añejo que tanto me gusta.
La trasera se le puso nueva, pues carecía de ella, forrada con un papel muy campestre y alegre. Y los tiradores, puse dos en lugar de uno como traía, son de loza marrón, muy antiguos, un regalo procedente de una antigua ferretería.
No se a vosotros, a mi me encanta, la idea es ponerlo con unos cestos debajo, un ejemplo de reciclaje que no puede gustarme más.