Iban a tirar estas viejas mesas de profesor y una amiga las rescató y me las trajo a ver si se podía hacer algo con ellas, acepté el reto, pues las cosas difíciles siempre son tentadoras, a ver si salgo victoriosa o terminan en la hoguera de San Juan. Las mesas en si son lindísimas aunque la carcoma se ha cebado en ellas, tienen kilos de manchas escolares (tinta, pinturas, marcas de todo tipo, están desencoladas, tienen rotos los fondos de los cajones y lo mejor, las dos presentan una de las patas quemadas probablemente por un brasero (estamos en Lugo), tengo mucho trabajo por delante, primero voy a quitar los acabados, los fondos rotos y vamos a desparasitarla, unas semanas en la cámara de gas.
Para una de ellas se ha escogido un color gris ceniza, muy de moda por cierto. En un principio mi intención era teñir la madera dejando la veta vista pero estaba tan estropeada que no me ha quedado más opción que usar esmalte al agua, (tenía demasiados agujeros de carcoma y la quemadura era enorme, aunque retiré todo la materia quemada y recompuse la pata, se iba a notar demasiado). La gasté un poco , quizás termine haciéndolo más y le metí cera blanca en las grietas y recovecos para acentuar ese aire viejo pero sin perder luminosidad, finalmente la protegí con cera microcristalina para darle mayor resistencia pues supongo que servirá de mesa de trabajo.
Los tiradores originales los retiré para poner unos de cristal que le dan ese contrapunto sofisticado al acabado aventejado de la mesa, y los interiores los forré con un papel precioso de cartas antiguas de avión. También cambié la cerradura para poner una con llave, y el bocallave ahora es más vistoso e integrado en el acabado.
bocallave |
detalle cajón forrado |
detalle pata quemada |
detalle tiradores |
Espero que os guste, y pronto publicaré la segunda de ellas.