Hace tiempo que me daba vueltas a la cabeza esta idea. A veces me quedan mesillas sueltas como es el caso de esta, me costo trabajo decidirme pero tenía la forma perfecta, y no me pude resisitir.
Me gusta este tipo de trabajos por que no tienes una hoja de ruta, sino una idea en la cabeza a la que vas dando forma buscando soluciones acotadas por la materia prima que nunca es igual en todos los casos.
El cajón interior y otro copete más sencillo que tenía por taller sirvieron para hacer la pequeña alacena (el copete original es precioso y tengo otros planes para el). La parte trasera del cajón tiene un acabado muy tosco y con cuidado corté los excedentes de las colas de milano, para que a apoye correctamente en su asiento.
La encimera se corto para recrear las placas circulares por donde se ceba la cocina (mi amigo Tito, que parece McGiver con el torno, le dio la forma perfecta), y el acabado simula hierro fundido. El oro fogón es figurado para que no resultara monótono.
El detalle del termómetro es la caña, es auténtico y funciona de maravilla. Para encajarlo tuve que bajar la forma con las gubias, al igual que la placa de ventilación (realizada con un platillo en inox de presentar las infusiones en la mesa).
La ventana del horno es pintada a mano y esmaltada, luego la enmarque con restos de molduras que tenía por el taller (las de la mesilla me las reservo). La otra puertecilla es también figurada).
El interior lo dividí en dos zonas, el horno y el hogar donde caen los troncos. Cuando se recoge sirve de almacenaje para los cachivaches.
Me parece todo un capricho para cualquier niño, una cocinita diferente ,que lejos de estorbar en la habitación se puede convertir en un elemento más de la decoración.
Espero que os guste y si alguien está interesado la puede encontrar en el Portal de Reciclaje.