Hace poco dándome un garbeo por zarahome, un sitio que después de las ferreterías también me un montón, me llamaron la atención unos pequeños bancos, minis, minis, algo parecido a los que usaban los limpiabotas para sentarse. Lo comenté a los chicos y a la semana llegó Ana con uno más auténtico que el pan. Fue de su abuelo y ya lo usaba su madre para sentarse depequeña.
Venía cubierto de pintura de aceite en color marrón, pero dejaba ver también un precioso color turquesa de tiempos pasados.
Ana lo rascó sin animo de sacar todo el color marrón pero si lo suficiente para que asomara el azul de abajo, luego lo terminó con cera y ahora tiene un precioso pedestal para elevar algunas piezas de su magnifica colección de pipas de opio.Y es que aveces en la pieza más insignificante.....
Sí que es super pequerrechiño y un bonito recuerdo. Buena idea la de recuperarlo.
ResponderEliminarUn saludo
es una monada y desde luego esta perfecto en ese lugar, con las pipas que a cual mas bonita, bessssssss
ResponderEliminarTe quedo divino!! queda precioso donde lo pusiste con las pipas
ResponderEliminarmuchos besos
Pues si es además herencia familiar seguro que lo luce con orgullo.
ResponderEliminarBesos,
Andrea
¡Qué bonita y emotiva recuperación!
ResponderEliminarParece que ese sitio estaba esperando al banquito.
Una abrazo para las dos.
Algunos minibancos de materiales resistentes a la intemperie, como el bambú o el metal tratado, son ideales para terrazas, balcones o jardines pequeños, ofreciendo un lugar acogedor sin ocupar mucho espacio.
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