UNA SEMANA ACCIDENTADA

 La semana pasada ha sido un poco fastidiada para mi. Un accidente doméstico con una sartén en llamas dejó mi mano derecha literalmente asada, con unas ampollas del tamaño de una uva, de moscatel. Por suerte el episodio sólo quedó en una mano quemada, y algunos pelillos y pestañas.
 El caso es que que me he tenido que cuidar un poco y me he apartado por unos días del taller, pero como no soy capaz de permanecer quieta he aprovechado estos días en casa para retapizar un orejero cuya tela ya no se tenía de puro sobada y el amoníaco ya no hacía milagros.

Os he comentado que ando con cambios en el salón, y tengo que reestructurar para poder incorporar algunas piezas de herencia que poco a poco os iré enseñando.

 Este orejero es la pieza favorita de mi marido así que no podía prescindir de ella, pero ahora busco que pase un poco desapercibido para conceder protagonismo a dos sillones antiguos que quiero tapizar en frambuesa .

 Por todas estas razones y por que los niños ya van siendo mayorcitos me he decantado por esta espiguilla de yute, entre el beige y el piedra. Creo que he conseguido darle luz y mimetizarla un poco el entorno para que no entorpecer a las que pronto serán sus compañeras.

Buscando un cojín riñonero que la complemente he encontrado un comercio belga  Millefreurstapestries  que quiero compartir con vosotros. Tiene algunos cojines de tapiz muy originales, además de los típicos de animales aristócratas de Thierry Poncelet, recuperan algunos diseños medievales y  los de William Morris, así como algunas reproduciones de cuadros. A mi me ha encantado uno con la imagen de la chica de la perla de Vermeer, lástima que hay poco en formato apaisado.

Bueno con esto os dejo y hoy y con un guante regreso al taller que tengo muchísimo pendiente.